Todo principio tiene un final...
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El despertar a la vida desde el nacimiento abre puertas envueltas en el misterio de la magia de los sueños.
Quien es capaz de soltar un ensordecedor llanto en el momento justo de respirar por sí mismo lanza al universo el llamado para ser considerado parte importante del cosmos.
Y su desarrollo natural sigue bajo las etapas propias de quien va dejando de ser niño para entrar a la adolescencia marcada como uno de los capítulos más ricos y generosos de la vida.
Sigue cumpliendo años para llegar a convertirse en joven adulto. Un mundo nuevo que marca posiciones de acuerdo al status social; así el pobre vive rodeado de personas de su mismo nivel, mientras que el adinerado suele competir con los de su gremio y aprovecha para explotar a quienes menos tienen.
Mientras todo esto sucede, alcanza la edad madura. Tiempo para gastar minutos convertidos en horas enteras ocupados en encontrar la fórmula mágica para hacer crecer su dinero sin importar cuánto valioso tiempo han empleado para alcanzar su objetivo. La salud entonces comienza a presentar achaques que en la mayoría de los casos suelen ser ignorados.
Y así llega la mal llamada tercera edad. Hoy su dinero alivia en muchos casos las consecuencias de una agitada vida inmersa en los excesos y descuidos. Toda consulta médica enfocada en recuperar la salud con el consiguiente desprendimiento de lo que en su momento fue su motivo de vida: El dinero ...
Pocos son quienes alcanzan la conciencia del significado del paso de los años.
Asi, lo que un día comenzó con un ensordecedor llanto de vida nueva con el paso de los años se convierte en un lastimoso llanto cuando llega la muerte.
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