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Cada vez que tropiezas con algo normalmente lo primero que viene a tu mente es maldecir a quien puso delante de tí el obstáculo.
Y otras veces es nuestra propia ignorancia quien es la encargada de hacerlo. Todo obedece a un fin, nada pasa porque sí. El punto es centrarse en la situación, analizarla y dejar volar a la imaginación.
Seguramente cruzarán por tu mente ideas que vas a calificar de locas o de poco contenido. No las descartes, pues en ellas encontrarás respuestas que no te imaginas.
Y cuando a tu mente la sientas clara y lista para hacer frente al obstáculo, supéralo y prosigue tu camino.
Siempre encontrarás un destino hacia dónde dirigirte.
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